Modelos centrados en la tecnología
Se caracterizan porque su centro de atención es la herramienta tecnológica
que se utiliza, tanto si es una sóla como si se trata de la conjunción de
diferentes herramientas y también, por el papel poco importante que
tendrán los otros dos protagonistas del proceso de formación: el profesor y
el alumno.
El profesor se convierte en un mero proveedor de contenidos y el segundo,
en un usuario que emplea estos contenidos cuando quiere y donde quiere.
Por lo tanto, es la tecnología, la que adquiere el papel de transmisor del
conocimiento y de facilitador del mismo.
Modelos centrados en el profesor
Si se emplean en su variante síncrona este modelo se convierte en una
reproducción del sistema tradicional en el que el profesor continúa siendo
el único referente válido de transmisión del conocimiento, y se utilizan las
nuevas tecnologías básicamente para ampliar el alcance de las clases.
Habitualmente, esto no comporta ningún cambio en el paradigma
educativo, ya que el profesor emplea las mismas estrategias que había
utilizado hasta entonces, mediatizadas por el uso de alguna herramienta
tecnológica.
Modelos centrados en el alumno
La mayor parte de las instituciones que se dedican a la formación
defienden que mantienen un modelo centrado en alumno. Hay una
tendencia mundialmente extendida a valorar positivamente dejar de
centrarse en la figura del profesor para hacerlo en la del alumno.
Los modelos centrados en el alumno le deben permitir ejercer la libertad de
aprovechar al máximo el apoyo que se le ofrece, de planificar su progreso
de aprendizaje y de regular su propio ritmo de trabajo. Todos los
elementos que forman parte del modelo pedagógico se pondrán a
disposición de los alumnos para que puedan gestionar su propio proceso de
formación.
Modelos centrados en los contenidos
En este tipo de modelos, también denominados autoformativos, el peso
de la formación recae por completo en los contenidos. Por este motivo los
contenidos deben estar muy bien diseñados con gran cantidad de recursos
multimedia, ayudas interactivas, refuerzo inmediato, actividades, etc., en
definitiva autosuficientes. La plataforma se convierte en un simple
repositorio de contenidos.
Puede tener o no soporte tutor.
Este modelo supone que el alumno
desarrolla casi por sí sólo el proceso de formación, apoyándose para ello en
los diferentes materiales y recursos que se le ofrecen. De manera puntual,
este método permite realizar consultas a un tutor, que también podría
ocuparse de la evaluación de los alumnos y de la valoración y revisión de
las diferentes actividades abiertas que pudieran plantearse.
Modelos centrados en la interacción entre iguales
En este tipo de modelo se apuesta por la interacción y el trabajo
colaborativo. Las virtudes de este modelo de e-learning son resultado de la
mayor motivación para los alumnos que conlleva la posibilidad de trabajar
en actividades de grupo, al tiempo que el proceso de construcción del
propio conocimiento se enriquece con aportaciones de compañeros que
desempeñan su labor profesional en campos relacionados, pero diferentes,
y, por lo tanto, pueden generar nuevas y estimulantes perspectivas para el
alumno ante una misma cuestión.
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